Hay que escribirlo así: Huelva vive pendiente del proceso de privatización, al menos en parte -un 60 por ciento, aproximadamente-, del Recreativo. El Recre, todos los sabemos, es mucho en esta tierra. Santo y seña para una generación que ha crecido mecida por los éxitos de un club que gracias a la intervención municipal, y más en concreto de Pedro Rodríguez, logró su salvación y vivir una etapa de oro. Por el Nuevo Colombino hemos visto desfilar a los equipos más grandes del mundo, que son los españoles. Y también hemos sido testigos de cómo en algunas ocasiones los albiazules han hecho morder el césped a verdaderos dioses del balompié. Es historia. Pero no una historia menuda sino una gran historia que será recordada para los restos.
Ahora, por desgracia, los tiempos han cambiado. Y los ayuntamientos bastante tienen con buscar dinero para atender los asuntos que son de su exclusiva competencia. El de Lepe, por ejemplo, no ha podido acabar el albergue que construía para los inmigrantes porque los euros no dan más de sí, por lo que ha decidido, con lógico y aplastante criterio, que primero son las responsabilidades que tiene contraídas con sus vecinos y después las otras cuestiones. Y de momento lo que dicen las arcas municipales es que cada administración debe atender a su respectivo mochuelo. Y en este caso es la Consejería de Igualdad de la Junta la que está obligada a dar cobertura a los inmigrantes. Por tanto, que busque recursos y finalice el albergue, que el Ayuntamiento de Lepe bastante ha hecho ya.
Y con el Recre ocurre tres cuartos de lo mismo. Líos y culebrones al margen, la realidad con mayúsculas es que, en los tiempos que corren, el Ayuntamiento de Huelva se debe ocupar de lo esencial. Y, sin duda, el Recreativo lo es por lo que representa para la inmensa mayoría de los onubenses. Pero, si como ha ocurrido, alguien llega interesado en hacerse con las riendas del club, lo que resultaría una verdadera temeridad sería no escucharle. Son instantes en los que la situación lleva a disminuir los gastos municipales cuanto se pueda y aún más. Y poner un paquete de acciones en manos privadas es una fórmula excelente de adelgazar los compromisos económicos del Ayuntamiento. Así de simple. Pedro Rodríguez ha cumplido de sobra salvando al Recre. No hay que olvidar que siempre se ha dicho, no es ninguna novedad, que la presencia municipal en el club era coyuntural. Y el Recre, salvado, podrá seguir en manos privadas con su camino, que esperemos sea por la senda de los grandes.
