CALLE PUERTO
¿Hay partido?

[Rafael Pérez Unquiles]

A falta de ideas y exceso de escándalos, al PSOE no se le ha ocurrido otra cosa para hacer campaña de cara a las inminentes elecciones autonómicas que lo de siempre: poner a toda máquina a los cientos de periodistas -puede incluso que sean miles- que trabajan en la Junta. Los gabinetes de prensa de las consejerías y delegaciones provinciales humean. Sus responsables ya se pueden ir olvidando de fiestas y descansos de aquí al 25 de marzo porque les ha caído la encomienda de vender todo lo que sea vendible. Sin excusas. Y aquí entran incluso actuaciones que llevan unos cuantos años en servicio. La semana pasada, por ejemplo, hubo varios casos en la provincia de Huelva que dan fe de lo que escribo: uno en La Palma, donde el consejero de Justicia visitó los juzgados, inaugurados hace año y medio, para contarnos el dinero que se había gastado la Junta, y otro en Berrocal, donde la consejera de Obras Públicas se hizo una foto en una carretera que lleva acabada casi un lustro. El ritmo es frenético. Fíjense en el consejero Díaz Trillo: no para. Y quien también se encuentra haciendo todos los méritos habidos y por haber es Cinta Castillo, que aprovecha el departamento de Comunicación de Doñana 21, la fundación que preside, para su autopromoción personal. Eso sí, más bien con la vista puesta en el chalé del Conquero y con la clara intención de asegurarse un lugar de salida en la candidatura del PSOE por Huelva, que esa es otra carrera.

La consigna es ¡más madera! Y el objetivo, mantener tensionada a una tropa que ha recibido el siguiente mensaje: arrebatar la mayoría absoluta al PP aún es posible. Quienes suscriben esta hipótesis lo hacen en base al último sondeo conocido, el Estudio General de Opinión Pública de Andalucía de otoño de 2011, presentado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral, que ha puesto encima de la mesa unos datos que a unos analistas les sirven para vaticinar una clara victoria del PP y a otros para aventurar que los populares, al menos de momento, sólo rozan ese triunfo histórico que se barrunta en el horizonte. Esa es la clave: el PP roza pero no tiene la mayoría absoluta. Y ya lo saben ustedes: mientras hay vida, hay esperanza. Y más si lo que está en juego es el puesto de trabajo logrado al calor del partido, en algunos casos hace muchos, muchos años. Es normal que las calderas estén a reventar y que haya cola para alimentarlas. Que los gabinetes de prensa de la Junta lancen a diario decenas de notas propagandísticas. Que los consejeros y directores generales se multipliquen para intentar mitigar el escándalo de los Eres. Eso es lo lógico según su particular forma de entender la administración pública, a la que consideran una extensión natural del PSOE. Pero esta vez pueden que lleguen tarde. Porque lo que se decide el 25-M es algo más que el futuro de Andalucía: es el futuro de millones de andaluces ansiosos por gritar basta.