
La gran devoción que el pueblo de La Palma profesa a Nuestro Padre Jesús Nazareno quedó de manifiesto en el solemne Vía Crucis que la hermandad de la madrugá palmerina ha celebrado de forma extraordinaria con motivo del 75 aniversario de la llegada de la nueva imagen de Nuestra Señora del Socorro y la readaptación de Padre Jesús, que pasó de Señor atado a la columna a Nazareno con la Cruz a cuestas.

Las estaciones del Vía Crucis se han situado a lo largo de numerosas calles del centro de La Palma y en la mayoría de los casos acogían por primera vez el paso silencioso del Señor de La Palma. La procesión partió desde la ermita del Valle acompañada de los sones de la marcha ‘Madrugá’ interpretada por la Banda Municipal Nuestra Señora del Valle.
El cortejo estuvo formado por hermanos, simpatizantes, representantes de todas las hermandades palmerinas y la Corporación Municipal al completo con el alcalde, Juan Carlos Lagares, a la cabeza. También estuvo junto al Nazareno un cuerpo de ciriales que iluminó el camino doloroso.
En la presidencia de la procesión se situaron el hermano mayor de la Hermandad, Antonio Martínez, su hijo, Juan David Martínez, el alcalde, Juan Carlos Lagares, así como Lourdes Alonso-Morgado y Miguel Casado, representantes de la familia de Ignacio de Cepeda, insigne benefactor de la Hermandad de Padre Jesús. Detrás del Señor y siguiendo sus pasos, el pueblo de La Palma.
El recorrido estuvo plagado de momentos especiales. Uno de ellos fue la llegada del Señor al domicilio de la familia Alonso-Morgado ya que fue en esa casa donde estuvo escondida la imagen en el año 37 para que no fuese destruida. El momento estuvo acompañado por la joven violinista palmerina María Suárez que interpretó la marcha ‘El Silencio’. También se bendijo una placa conmemorativa de agradecimiento a esta familia por proteger al Señor en ese tiempo tan convulso.
Otra parada muy intensa se produjo en la capilla del Convento de las Hermanas Carmelitas, donde el Señor se giró frente al Sagrario. En el número 107 de la calle Virgen del Valle, Nuria de la Vara rompió el silencio con una saeta. Muy emotivo fue también el instante en que Jesús Nazareno alcanzó la puerta de su hermano más antiguo, Francisco Aguilar, en la calle Ignacio de Cepeda y Soldán. Padre Jesús cubrió todo el itinerario silente y ayudado por sus costaleros mientras numerosos palmerinos aguardaban expectantes en las puertas y balcones de sus hogares. El punto y final del Vía Crucis lo puso Auxi Martín con la saeta ‘Silencio, pueblo cristiano’.