24 julio 2024
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Festival de Isla Canela

CALLE PUERTO
Trabajadores contra parados
[Rafael Pérez Unquiles]

Rafael Pérez UnquilesLos ERE, por más que hace unos días haya sido encarcelado todo un ex consejero, da la impresión de que han pasado a la historia. Nadie – o casi nadie- se acuerda ya del escándalo. Han saqueado las arcas públicas y todos se lavan las manos: no ha habido ni dimisiones ni asunción de responsabilidades políticas. Prueba de ello es que un socialista como José Antonio Griñán, sobre quien se ciernen alargadas sombras, volverá a ser el presidente de los andaluces gracias, aunque parezca increíble, al bollullero Diego Valderas. Ahora el asunto es otro: los recortes. Y está bien. Pero ¿por qué hay que olvidarse de las prejubilaciones fraudulentas?

La manifestación de ayer en Huelva -la multitudinaria manifestación- habría tenido más credibilidad si entre sus cientos de pancartas al menos una hubiera exigido que se aclarara la trama. ¡Qué detalle! Sin embargo, no fue así. Entre la plaza de la Merced y la plaza de las Monjas se vivió un legítimo todos contra Rajoy. Tengo la sensación de que conforme pasan los días al Gobierno le crecen los enemigos. Las protestas son cada vez más compactas y sólidas. Nada de cuatro gatos. El PSOE está ganando apoyos y recuperando adeptos tras garantizarse, de nuevo, el control de la Junta. UGT y CCOO vuelven a ocupar el espacio que un día perdieron. E Izquierda Unida vive momentos sin precedentes: abre los balcones de su sede al paso de los manifestantes como los abren los capillitas cuando pasa el Nazareno. Lo único que falta es que canten una saeta.

Sí. Estamos en otro momento. Sólo ha transcurrido un mes desde las autonómicas pero esta tierra parece otra. Estoy convencido de que si hoy se celebraran de nuevo elecciones el PP se llevaría una desagradable sorpresa. La izquierda ha tomado definitivamente la calle. Tiene más presencia y más respaldos. Y sus líderes ya no caminan con la cabeza agachada y la mirada perdida. Ahora se sienten seguros porque tienen a sus espaldas una masa que avala sus movimientos.

Sin embargo, esta nueva situación, consecuencia directa del resultado que han arrojado las urnas en Andalucía, podría tener graves consecuencias: la fractura de la clase trabajadora. Porque es cierto que las manifestaciones van a más. Pero exclusivamente de la mano de quienes disfrutan de un trabajo, de quienes a final de mes cuentan con un salario que les garantiza la supervivencia y el consumo; de quienes aún tienen unos derechos que defender. Hay otros, en cambio, que hace mucho cruzaron la frontera del estado del bienestar y hoy no disfrutan de ningún trabajo; no les llega ningún sobre a final de mes; y ya no tienen ningún derecho que defender. Están en el paro y suman 5.600.000 almas.

Trabajadores contra parados. Esa es la nueva confrontación que alienta el pánico al desempleo. La confrontación entre quienes quieren conservar lo que tienen y los que están dispuestos a agarrarse a un clavo ardiendo con tal de medio salir adelante. Entre quienes se aferran a los derechos alcanzados y los que sueñan con pertenecer al privilegiado club de los ‘mileuristas’. Fíjense si han cambiado las cosas. Hasta hace poco ser ‘mileurista’ era sinónimo de trabajador de tercera y hoy hay quien mataría por un empleo que le diera unos cientos de euros al mes. Hallar un mínimo común denominador resulta imposible.

1 comentario en «CALLE PUERTO
Trabajadores contra parados
[Rafael Pérez Unquiles]
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  1. Lo tremendo, Unquiles, no es lo que organizan estos cabecillas de poca monta, sino los que salen a la calle detrás de ellos.
    Con estas cosas, ¿Qué podemos esperar?. Como dices,ahora IU saca pecho, los reyes del mambo. Lo que mas le gusta al Bollullero: Ser figurón sin responsabilidades. Mangoneando, emborrachándose de poder, pero cuando las cosas vayan mal dirá: Yoooo, Griñán, Griñan es el que gobierna. Y mientras tanto, el zampabollos y sus acólitos .. Pa la saca. Que es lo que verdaderamente les interesa, el sueldo pa cuatro años. Y si alguno protesta, le mandan callar o le llenan de ignominia, como han intentado hacer con el de Marinaleda.
    Esto es lo que hay.
    Saludos

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