Me gusta ir a la playa de los enebrales todo el año, allí cualquier estación es espectacular. Cuando empieza la temporada de baños (del 1 de junio al 30 de septiembre) aumenta la densidad de bañistas y sombrillas pero curiosamente también la de las cañas de pescar. Digo curiosamente porque según la ordenanza municipal sobre aprovechamiento y uso de las playas de Punta Umbria (publicada su última modificación en el BOP nº118 de Junio 2014) la pesca desde la orilla no está permitida desde las 09,30 hasta las 21,00 horas, “en evitación de los daños que los aparejos utilizados pueden causar al resto de usuarios”. Una infracción que puede acarrear al pescador una multa de hasta 400 €.
El pasado sábado 6 de junio fui a pasar el día a la playa de los enebrales con mi hija de 4 años y mi marido. Como siempre la mañana fue idílica, dormí una breve siesta después de comer. Al despertar, sobre las 17.00 horas, busque a mi pequeña en la orilla y con gran desagrado observé que estaba rodeada de anzuelos. Hasta diez cañas de pescar conté en nuestras cercanías, y los pescadores acababan de llegar… Previendo lo peor llamé a la Guardia Civil para informar de la infracción. La Guardia Civil dijo que también avisaría a la policía Municipal y que pronto algún agente llegaría a poner orden. Sin embargo, a los pocos minutos, uno de los pescadores, que había colocado ya 5 cañas en la playa, se dispuso a colocar una caña justo delante de nuestro acceso al mar). Mi marido y yo protestamos enérgicamente y los pescadores nos respondieron con agresividad y acusándonos de ser intolerantes, pero no pusieron su caña en nuestro acceso al agua (me refiero a una franja de 1m aprox. hacia derecha e izquierda del punto donde está clavada nuestra sombrilla). Al poco, otros pescadores se colocaron a nuestra derecha, la cuarta caña que clavaron se situó demasiado cerca de nuestro acceso al mar, por lo que decidí hacer notar que estábamos bañándonos y me coloqué de pie en la orilla. Miré unos minutos al horizonte y cuando me giré, uno de los pescadores estaba lanzando su anzuelo hacia mi ¡hacia mi! . ¿Qué haces, es que no me ves? Tranquila, que esto va por arriba, me contestó. Mi hija, en el agua junto a su padre, que salió inmediatamente para instar al pescador a que cesase en su lanzamiento de objetos punzantes. “Lo que estás haciendo está prohibido!”. Le espeté, a lo que, subiendo una mano que sujetaba un porro entre los dedos, dijo: “Mira no me calientes la cabeza, tu te has metido debajo de mi caña!”. Al tiempo sus dos acompañantes se apresuraron hacia nosotros con agresividad, uno llevaba el palo de la caña en la mano y se lo agitó amenazante a mi marido en varia ocasiones durante la discusión. Yo pasé miedo, cogí a mi pequeña en brazos, pero la policía no llegaba…. Se calmaron los humos y empezó a soplar el viento. La familia que estaba a nuestro lado se marchaba… Al pasar por mi lado les pregunté si es que a ellos no les molestaban las cañas, a lo que me contestaron “sí, claro que nos molestan. No podemos bañarnos, por eso nos vamos”. Entiendo que se vayan porque los pescadores intoxicados, armados con palos se creen que están en su derecho y la policía no viene a hacer valer los derechos que la normativa nos otorga a los bañistas. ¿Qué hubiera pasado si el gorila le da a mi marido con el palo? ¿Qué hubiera pasado si mi hija se clava un anzuelo o si el pescador emporrado al lanzarlo me lo clava en un ojo? ¿Quién protege al débil bañista?
Quiero así denunciar el abuso (brutal en este caso) de nuestro derecho a disfrute de las playas en temporada de baños y la pasividad cómplice de la policía local de Punta Umbría.
(Firma: Maribel Rico)
1 comentario en «Carta al director: El bañista y el anzuelo»
Me parece que lo que se llama temporada de baño y farnja de limitacion de pesca en playa no ha comenado aun