(Firma: Carmen Ramos) Cuando allá en el mes de enero acepté el ofrecimiento de “Huelva Ya” para escribir una columna de opinión, tuve muy claro desde el principio que hablaría de ella. De Edith. La conocí hace algo más de diez años a través de Esperanza y Antonio. Edith era siempre un volcán a punto de estallar. Con una presencia física que llamaba la atención (su melena color trigo, su altura, sus ojos azules inmensos) era, sin embargo, su voz la que lo llenaba todo. Su voz y sus ganas de hacer cosas. Ya entonces estaba empeñada en reivindicar la figura de Gertrudis Gómez de Avellaneda a través de una asociación del mismo nombre. Pero antes de todo eso Edith Checa tenía un pasado en la UNED dirigiendo y presentando programas de radio y televisión culturales. Muy poca gente conoce que entrevistó a Claudio Rodríguez, a José Ángel Valente o a un jovencísimo Luis García Montero (un extracto de dicha entrevista puede verse en el documental “Aunque tú no lo sepas” que hace un recorrido por la obra poética del poeta granadino). Siempre comprometida con la figura de la mujer en la poesía dedicó en aquel “Rincón Literario” una serie de programas a la memoria de las poetas de la Generación del 27, las ahora conocidas como “Las Sinsombrero”, llegando a entrevistar a Josefina de la Torre.

Poca gente conoce que dejó su Madrid natal y se instaló en Sevilla por amor. Por amor a Ricardo, su marido, pero también por amor a la vida. En su casa de “El Carambolo” celebraba unas tertulias poéticas, donde eran tan importantes los versos como como las galletas. Por ella pasaron nombres hoy consolidados en la poesía andaluza, como Rocío Hernández Triano o Tobías Campos Fernández. Organizaba recitales, encuentros, visitas, lo que se terciara con tal de crear vínculos, lazos, sinergias. No había convocatoria a la que te dijera que no. Mi recuerdo más vívido de ella es de hace diez años, en el homenaje que desde la Asociación “Personas Libro de Sevilla” organizamos en la mítica carbonería de la calle Levíes en torno a la figura de Benedetti. La recuerdo sentada en un rincón y, sin embargo, siendo centro.

Hace un par de años Edith enfermó. Los responsables de “Lastura Ediciones”, amigos y admiradores de la obra de Edith, se dieron cuenta que gran parte de su obra quedaría inédita. Aún hospitalizada, accedió a que todo el material que tenía en casa viera la luz. De ese impulso nace el poemario al que hoy nos acercamos: “En el lecho de los presagios. Versos, anVersos y reVersos.” Es este un libro curioso donde la poeta juega con nosotros. Cada página consta dos poemas donde el segundo no es más que una especie de palíndromo del primero, es decir, el último verso de uno es el primer verso del otro. En estos poemas Edith nos habla de la fugacidad del tiempo, de lo injusto de la vida, pero también de la serenidad con la que afrontar el destino. Dice en el poema “Escribir”, Déjame que saque punta al desgarro que tengo incrustado”, pero también en “Espejo” comienza: “¿Por qué me duele tanto estar aquí / si al otro lado del espejo estoy yo?”.

Edith Checa falleció el 23 de diciembre de 2017. Vio toda su obra publicada y, sin embargo, a los que la conocimos, nos queda esa pequeña llaguita de que su recuerdo se diluirá en el tiempo, como el de tantísimas grandes poetas a la que nadie recuerda, a no ser que una tesis doctoral, un trabajo fin de máster o alguna investigadora curiosa las rescate del olvido. Escribo ahora mismo sobre Edith, pero también sobre la onubense María Luisa Muñoz de Vargas, pienso en Concha Estevarena, de quien la editorial “La Bella Varsovia” acaba de publicar un libro, pienso en tantas y tantas mujeres con tanto talento y a las que nadie parece escuchar. Este “Cerca de la Lettera” va por ti Edith, pero también por mí y por todas mis compañeras.

“En el lecho de los presagios (Versos, anVersos y reVersos), de Edith Checa está publicado por “Lastura Ediciones”.