La comercialización de alimentos frescos y congelados es cada vez mayor y en consecuencia la demanda de transporte de este tipo de productos, motivo por el cual es fundamental utilizar las herramientas adecuadas para mantener la cadena frío, y así evitar la disminución de su calidad o descomposición.
A continuación te presentamos y explicamos dos opciones que puedes poner en práctica para asegurar la supervivencia de los alimentos congelados durante su traslado: una caja isotérmica para el transporte de alimentos y el tradicional hielo seco.
Cajas isotérmicas
Contar con una caja isotérmica para el transporte de alimentos es la alternativa inteligente para garantizar que los productos congelados lleguen en perfectas condiciones a su destino.
Estas cajas mantienen la temperatura de los productos térmicamente sensibles, a temperatura positiva (productos frescos) o negativa (productos alimenticios congelados) durante 12 horas o más, evitando su descomposición.
Son ergonómicas, ligeras y resistentes, ya que están elaboradas con polipropileno expandido, un material con resistencia estructural, capaz de soportar cargas sin deformarse. Además se pueden reutilizar, ya que pueden ser esterilizadas después de haber estado en contacto con determinado alimento.
Hielo seco
El hielo seco, científicamente llamado como nieve carbónica, está compuesto por dióxido de carbono en estado sólido y se mantiene a una temperatura de -78.5 grados, que se traduce en una gran capacidad de refrigerar y/o mantener las temperaturas durante el transporte de productos y alimentos perecederos por mucho más tiempo.
La nieve carbónica se puede aplicar en la industria alimenticia para el transporte de pescados y mariscos, continuar con la cadena de frío en el traslado de alimentos refrigerados y frescos, así como para la práctica de actividades al aire libre como la pesca y la caza, ya que mantiene las carnes siempre frescas.
