27 julio 2024
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Sobre la antigua torre campanario de San Pedro

(Firma: Miguel Ángel de la Cruz Gómez. Auxiliar de Arqueología y Patrimonio) Lo que sabemos de la formidable torre de San Pedro hasta hoy, es de algunas de sus publicaciones que describen que la torre es de planta cuadrangular, y se compone de un cuerpo inferior, con molduras barrocas que enmarcan un tragaluz circular y una lápida conmemorativa, y otro superior en el que se inserta el cuerpo de campanas. Se remata con un chapitel piramidal alicatado con azulejos blancos y azules. Su autor es Pedro de Silva, la diseño en 1770. las obras concluyeron en 1772.

El siglo XVIII para la historia de San Pedro es crucial. La Iglesia sufrió diversos daños debido a catástrofes naturales. Ha resistido a diferentes incidentes como el derrumbe de su campanario y el desprendimiento de una de las campanas sobre la cúpula tras un temporal el 26 de octubre de 1722 (día de San Florencio), destrozando por completo su espadaña de cinco vanos.

Fue el 1 de noviembre de 1755, cuando el famoso terremoto (y posterior tsunami), de Lisboa volvió a tirar el campanario sobre la bóveda, pero esta vez el daño fue menor y un año después, se había efectuado ya la mayor parte de las reparaciones, incluida una nueva espadaña. A los tres años, un 23 de octubre de 1758, otro huracán quebró el nuevo campanario, esta vez sin derribarlo, y partió de nuevo la bóveda de la capilla mayor.

Posteriormente, en 1763, también en octubre, un nuevo terremoto dejó prácticamente en ruinas el campanario, como constataron por escrito los arquitectos de la diócesis de Sevilla (a la que pertenecía por entonces la iglesia de San Pedro) Pedro de Silva y Ambrosio de Figueroa. El primero planteó la posibilidad de terminar de derribarlo y construir en su lugar una torre, una idea que fue descartada por el segundo, que propuso levantar una nueva espadaña, esta vez más pequeña para evitar las embestidas del viento.

La inspección del edificio por parte de los arquitectos reveló un dato esencial y desconocido hasta entonces, y que podía explicar cómo la nave había soportado sin despeinarse los terremotos de 1755 y 1763: no había cimientos.

Sorprendido y alarmado a la vez, Ambrosio de Figueroa ordenó cimentar los muros mediante la técnica de «opus incertum» (obra incierta), una antigua técnica constructiva romana que usaba como relleno piedras de diferentes tamaños colocadas aleatoriamente y mezcladas con agua que había dado muy buenos resultados en la sevillana iglesia de La Magdalena. Dos años después, proponía el arquitecto, podría construirse el nuevo campanario que, suponía, esta vez sería más resistente.

No pasaron dos, sino cinco años hasta que comenzaran las obras, tiempo suficiente para que se empezara a ver con mejores ojos la idea de Pedro de Silva de edificar una torre en lugar de otra fina espadaña. Una construcción que, en sus propias palabras decía: “hermoseará la plaza, como ahora la hermosea el campanario, sin que desdiga su vista, y para los marineros navegantes, que, desde grandes alturas, lo primero que descubrían era el campanario del señor San Pedro, les puede quedar en la misma forma el consuelo y alegría que reciben en su descubrimiento”.

Construida aproximadamente en el lado opuesto al que ocupaban los campanarios anteriores (alzados sobre la antigua torre Alminar o minarete, del árabe (minar o man?r), de orden dórico en ladrillo cortado y alicatado, mide casi 31 metros de altura hasta el extremo de la cruz. Hoy día es la primera imagen que se recibe de la iglesia desde la plaza de San Pedro y la calle Jesús de la Pasión. La obra fue realizada por el maestro Francisco Díaz Pinto, y concluida en 1774.

La torre tiene su cimentación en piedra, y a partir de ahí, comienza su construcción en ladrillo donde el contraste del color blanco de los fondos con el cálido tono del avitelado y del ladrillo cortado, se completa con cuatro pilastras en los ángulos de la torre, placa conmemorativa y óculo circular. El cuerpo de campana está dividido en cuatro partes: con cuatro pilastras en sus cuatro ángulos, dos a cada lado.

El segundo cuerpo con dieciséis pilastras, cuatro en cada esquina de orden dórico con arquitrabe, friso y cornisa, y sobre este cuerpo se colocará el chapitel octogonal recubierto con azulejo vidriado en tonos azules y blanco y rematado por una veleta y cruz de épocas anteriores.

Pero existió una veterana torre de estilo mudéjar, perteneciente al primitivo templo de dicha mezquita, cuyas proporciones eran de menor altura y de aspecto ochavado al estilo mudéjar/aragonés (ocho ángulos iguales), como se recoge fielmente en algunas fuentes gráficas de grabados antiguos de la Huelva medieval, que aun en ausencia de datos fidedignos, podría estar datada en el siglo XII (al igual que la nave musulmana).

En dichos grabados puede apreciarse en una elevación superior por la orografía del terreno la iglesia de San Pedro y a una cota más profunda, parte del frontal y campanario de la segunda iglesia de Huelva, la parroquia de la Concepción.

Para ceñirnos en algún símil, tomaríamos la morfología de la torre del oro de Sevilla, solo que tras la reconquista, se añadiría una cubierta cónica de tejas para hacerlo campanario. La razón primordial de la primera ubicación orientada a la marisma, se debe a que no solo ejercían este tipo de construcciones un uso exclusivo religioso, sino que eran torres atalayas con carácter defensivo. (orientadas hacia la meca).

En cuanto a su aspecto primario, era común dentro del estilo mudéjar que estuviera fabricado de sillar y ladrillo revestido con rica decoración de paños de ladrillo resaltado, que a posteriori, la etapa cristiana enfoscaría de argamasa y cal, en un intento de preponderancia, sacralizando su aspecto árabe.

Lo cierto es que resultaría digno de presenciar, aquel cántico rezo del muecín o almuédano, desde la acústica que ofrecían los cabezos, convocando a los fieles.

En la referencia al templo que detalla la obra Kitab Ar-Raw al Mitar, del cronista árabe Abú al-Himyari, donde realiza una descripción de la ciudad de Huelva, explica cómo “al este de la villa existe una gran iglesia venerada por los habitantes, quienes pretenden que en ella se contienen los restos de uno de los Apóstoles”.

No se realiza ninguna mención expresa a San Pedro, ni se ha vuelto a saber nada del sepulcro de ningún apóstol, pero es fácil entender a qué iglesia se refería, comprensible que fuera mucho más pequeña que la actual y presumible que fuera construida sobre alguna mezquita tras la Reconquista. En concreto, Amador de los Ríos defendió en 1891 la hipótesis de que la iglesia de San Pedro hubiera sido antes un templo islámico, “por su orientación, por la naturaleza de los muros y por la planta”.

Para hacernos una idea de como pudo haber sido aquella mezquita de San Pedro, he adjuntado una fotografía de una estructura similar del (casualmente llamada igual), iglesia de San Pedro Apóstol de Alagón, Zaragoza. Donde si imaginamos desgranar el actual templo de los elementos cristianos, daría un resultado muy similar a este.

La ubicación de la torre cristiana y campanario de la Iglesia de San Pedro, se debió fundamentalmente por colocarla en un lugar donde fuera menos combatido el viento, y fue Pedro de Silva quien el 5 de julio de 1970, presenta el proyecto del campanario. La torre fue construida por Francisco Díaz Pinto.

Iglesia de San Pedro Apostol Alagon Zaragoza Aragon Espana
Iglesia de San Pedro Apóstol de Alagón, Zaragoza

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